Escuchar música. Acis and Galatea

Fuentes: diccionario Oxford de la música.

Acis and Galatea. Masque o serenata de Handel, inicial- mente en un acto y años después ampliada a dos, con libreto de John Gay y otros autores basado en Ovidio (Cannons, 1718). Se reestrenó en Londres en 1732 con nuevo material tomado principalmente de su cantata

Aci, Galatea e Polifemo (Nápoles, 1708).

Voy a aprender un poco más de Haendel del libro: diccionario de Oxford.

George Frideric Handel

(1685-1759)

Halle, Hamburgo e Italia

Handel nació cuando su padre contaba con 63 años de edad; el padre era barbero y cirujano, casado con una mu- jer mucho más joven, hija de un pastor protestante. Des- de muy temprana edad Handel mostró un talento espe- cial para la música. Estudió teclados y composición con F. W. Zachow, organista de su ciudad natal. Durante un via- je a Berlín, en el que conoció a sus futuros colegas Attilio Ariosti y Giovanni Bononcini, causó una impresión tan profunda que el elector ofreció pagar sus estudios en Ita- lia, propuesta que su familia rechazó pues sus planes eran que siguiera la carrera de leyes. Siendo estudiante de la escuela secundaria y de la Universidad de Halle, en 1702 fue nombrado organista de la catedral y un año más tarde decidió probar fortuna con la música en Hamburgo.

El principal entretenimiento público en Hamburgo era la ópera, entonces dirigida por Reinhard Keiser. Antes de convertirse en maestro al cembalo de la orquesta, Handel formó parte de los violines segundos. Entabló amistad con el cantante, compositor y después crítico Johann Matthe- son, con quien en 1704 se batió en un duelo a causa de una querella sobre la parte de continuo de una de las ópe- ras de Mattheson. En este tiempo tuvo la oportunidad de escribir sus primeras óperas, de las que Almira tuvo éxito notable en 1705, a pesar de su extraña combinación de los estilos alemán e italiano. Después del fracaso de su segun- da ópera, Nero, estrenada poco después, y con la enorme partitura de su tercera ópera en las manos, hoy perdida casi en su totalidad, Handel decidió viajar a Italia para aprender el oficio más a fondo.

Aunque poco se sabe de la permanencia de Handel en Italia es muy probable que haya visitado Florencia, pero los registros indican que alrededor de enero de 1707 tocó el órgano en San Juan de Letrán en Roma, ciudad en la que recibió el apoyo de varios cardenales distinguidos, amantes del arte, y se relacionó con Corelli, Alessandro y Domenico Scarlatti, así como probablemente también con Pasquini. Compuso muchas cantatas seculares y refinada

George Frideric Handel (registrado como Georg Friederich Händel), compositor inglés nacido en Alemania en la ciudad de Halle el 23 de febrero de 1685 y fallecido en Londres el 14 de abril de 1759.

música litúrgica como el salmo Dixit Dominus (1707), obra en la que despliega una magnífica gama de texturas cora- les con un impresionante dominio del estilo concertante, que pone de manifiesto la gran calidad y la preparación de los cantantes que tenía a su disposición. También escri- bió su primer oratorio, Il trionfo del Tempo e del Disinganno (1707). Entre sus composiciones de los dos años siguientes destacan dos espléndidas cantatas casi dramáticas, Aci, Galatea e Polifemo (1708) y Apollo e Dafne (1709-1710). Visitó nuevamente Florencia, así como Nápoles y Vene- cia, ciudad en la que conoció al cardenal Grimani (quien aportara el libreto para la ópera Agrippina) y a los com- positores Vivaldi y Albinoni. La producción de Agrippina en Venecia durante el invierno de 1709-1710 tuvo un éxito formidable; en esta ópera se vislumbran ya muchos de los elementos del estilo operístico maduro de Handel. En Vene- cia también conoció al príncipe Ernst August de Hanover, cuyo hermano, elector al trono, estaba en la búsqueda de un nuevo Kapellmeister. Handel viajó a Hanover y aceptó el puesto bajo la condición de que antes se le permitiera visitar Inglaterra.

Hanover y los primeros años en Londres

Handel llegó a Londres en el otoño de 1710 para descubrir una ciudad perfectamente preparada para recibir la ópera italiana, a pesar del manifiesto rechazo de la intelectuali- dad literaria londinense a ese tipo de entretenimiento. Fue empleado por el Queen’s Theatre de Haymarket y escri- bió Rinaldo, ópera producida en febrero de 1711. Si bien parte de la música de esta ópera provenía de obras ante- riores (a lo largo de su vida, Handel tuvo la costumbre de reciclar tanto su propia música como la de otros compo- sitores), causó sensación por sus refinadas arias y, en par- ticular, por su elaborada escenografía, que incluía parva- das de gorriones, cascadas, efectos de truenos y fuegos de artificio; el editor John Walsh padre imprimió las arias más populares de la obra. Cumpliendo su promesa, Handel regresó a Hanover en el verano de 1711 y pasó alrededor

Handel, George Frideric

de un año escribiendo música orquestal y de cámara, pero regresó a Londres en octubre de 1712.

Durante tres años Handel vivió en la casa de lord Burling- ton en Piccadilly. En la temporada de 1712-1713 escribió Il pastor fido, que fue un fracaso, no así Teseo, basada en la trama de Thésée de Lully, que corrió con mejor suerte. En ese tiempo Handel cultivó sus relaciones al margen de la casa de la ópera: su gran Te Deum and Jubilate, com- puesto para celebrar el Tratado de Utrecht de 1713, así como la Ode for Queen Anne’s Birthday, contribuyeron a consolidar su buena relación con la corte inglesa y con la reina quien le otorgó una pensión de 200 libras esterlinas.

A la muerte de la reina Ana en 1714, ascendió al trono Jorge de Hanover, el patrono de Handel. Parece poco pro- bable la leyenda que cuenta que Handel escribió Water Music como compensación por su prolongada estancia fuera de Hanover (fue estrenada en una serenata real sobre el río Támesis en julio de 1717). De hecho, Jorge dupli- có la pensión de Handel, misma que después aumentó al designarlo como maestro de música de los infantes reales. Para la temporada de 1714-1715 se repuso Rinaldo y Han- del compuso Amadigi. Si bien es probable que Handel haya hecho una breve visita a Alemania en 1716, al pare- cer regresó a Londres en enero de 1717 para las reposicio- nes de Rinaldo y Amadigi. Su situación económica duran- te sus primeros años de estancia en Londres sin duda fue próspera, ya que invirtió 500 libras esterlinas en la South Sea Company.

La vida profesional operística de Handel se vio inte- rrumpida durante un tiempo y no compuso nada nuevo en el género sino hasta 1720; pasó esos años en Cannons, cerca de Edgware, como compositor residente del conde de Carnarvon (duque de Chandos a partir de 1719). Allí compuso los anthems de Chandos, que demuestran su ca- pacidad para crear sonoridades espléndidas con recursos pequeños, así como dos masques inglesas, Acis and Galatea (1718), y la primera versión de Esther (?1718).

Ópera

En 1718 y 1719, en un esfuerzo por elevar el nivel de la ópera italiana en Londres, algunos miembros de la noble- za respaldados por el rey formaron un sindicato operísti- co sobre bases estrictamente comerciales, conocido como Royal Academy of Music. Handel fue nombrado director musical y de inmediato partió a Düsseldorf y Dresde pa- ra contratar cantantes. La academia abrió sus puertas en abril de 1720 y durante nueve temporadas presentó tanto óperas nuevas como reposiciones. Existía cierta rivalidad entre los compositores residentes, entre los que estaban

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Bononcini y Ariosti; Bononcini fue particularmente exi- toso entre 1720 y 1722. La academia fue un importante estímulo para que Handel escribiera una serie de obras maestras. Su primer trabajo para la Academy, Radamisto (1720), si bien no fue de sus mejores obras, se presentó con precios de taquilla astronómicamente elevados; obras pos- teriores como Giulio Cesare y Tamerlano (las dos de 1724) y Rodelinda (1725) fueron escritas para un elenco sorpren- dente que incluía al célebre castrato Senesino, a Giuseppe Boschi y a Francesca Cuzzoni.

Estudios recientes han revelado que Handel fue un maes- tro de la técnica dramática dentro de las restricciones esti- lísticas de la opera seria italiana. Aunque sus óperas siguen la estructura convencional de recitativos y arias intercalados con pocos conjuntos instrumentales o movimientos orques- tales, el sutil manejo de la forma musical teje un firme so- porte para la acción dramática, mientras que la integración de sus caracterizaciones, reforzadas por una gran expre- sión emotiva, control tonal y diversidad de orquestación, trasciende los límites del género. El rango musical que abar- ca es sorprendente, desde canciones simples con ritmos de danza hasta movimientos brillantes de tipo concierto.

La contratación de cantantes estelares, uno de los ases de la baraja de la Royal Academy, paradójicamente fue uno de los motivos de su decadencia y subsecuente colap- so; los elevados salarios provocaron dificultades económi- cas y las constantes discusiones triviales suscitadas al inte- rior debilitaron por completo la empresa. El gran éxito de The *Beggar’s Opera (1728) de Gay tampoco ayudó a su salvación. En la temporada de 1727-1728, además de dos óperas nuevas, Handel presentó una ópera patriótica, Riccardo primo (1727), que coincidió con el ascenso del rey al trono; sin embargo, al término de esa temporada la compañía cerró definitivamente sus puertas y se desinte- gró. Esta situación no mermó la situación económica ni lastimó la reputación de Handel quien, nombrado com- positor de la Chapel Royal desde 1723, aún contaba con el apoyo de la corte. Sus cuatro anthems para la coronación de Jorge II se cuentan entre sus contribuciones más cono- cidas al ceremonial de la realeza inglesa. En 1727 le fue otorgada la nacionalidad inglesa.

En 1729, Handel estableció una nueva compañía en el King’s Theatre junto con Johann Heidegger, anterior admi- nistrador de la Royal Academy, y juntos viajaron al extran- jero para la contratación de cantantes. Las primeras óperas de Handel para la nueva empresa, Lotario y Partenope, no tuvieron éxito; por otra parte, reposiciones de antiguas favoritas, como Giulio Cesare y Scipione, se intercalaron con óperas nuevas como Poro (1731), Ezio y Sosarme (las

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dos de 1732) que tuvieron opinión dividida, mientras que Orlando (1733) fue todo un éxito. Hacia el final de la tem- porada 1732-1733 se inauguró la Opera of the Nobility, compañía rival subvencionada por el príncipe de Gales. Esta compañía atrajo algunos de los mejores cantantes de la empresa de Handel y contrató al famoso compositor Nicola Porpora. A pesar de su rivalidad, hacia el final de la siguiente temporada ambas compañías carecían de públi- co, además, el funcionamiento de otras compañías, una de las cuales ofrecía ópera en inglés, contribuyó a sus dificul- tades. En julio de 1734 Heidegger disolvió su sociedad con Handel y con el King’s Theatre y transfirió el contrato de arrendamiento a la Opera of the Nobility.

Sin dejarse vencer por las adversidades, Handel se cam- bió al teatro de Covent Garden y produjo varias óperas, entre las que destacaron dos obras maestras: Ariodante y Alcina (ambas de 1735). Sin embargo, los esfuerzos por producir óperas comenzaban a desgastarse y, a pesar del éxito de Atalanta (1736), los problemas financieros condu- jeron al cierre de ambos teatros (la Opera of the Nobility cerró definitivamente). En abril de 1737 Handel sufrió un infarto, por lo que se retiró en septiembre para un trata- miento en las aguas curativas de Aix-la-Chapelle. A su retorno a Inglaterra en octubre o noviembre, aparentemen- te recuperado, fue contratado por Heidegger en el King’s Theatre y produjo las óperas Faramondo, Alessandro Severo (un pasticcio) y Serse.

Oratorio

Aunque Handel persistió con tenacidad en la ópera a pesar de que la aceptación del público era impredecible, encon- tró un nuevo cauce para volcar su vocación dramática en el oratorio, un género nuevo para Inglaterra que surgió casi de manera accidental. En 1732, Bernard Gates había hecho algunas representaciones privadas en Londres de la masque Esther con un éxito tan grande que hizo una re- presentación pública en el King’s Theatre en mayo de ese mismo año; sin embargo, a raíz de la protesta del obispo de Londres por la representación de una obra sacra en un es- pacio secular, la obra se presentó sin montaje escénico. Así, se convirtió en el primer oratorio presentado en Londres y, evidentemente, impulsó la producción de otros, como Deborah (1733) y Athalia. El primer oratorio presentado en Oxford, en el Sheldonian Theatre, fue Athalia, duran- te una visita de Handel en el verano de 1733, obra por la que le fue otorgado un doctorado honorario.

Libre de los convencionalismos operísticos y de los ca- prichos egocéntricos de los cantantes italianos protagó- nicos, Handel pudo desarrollar en sus oratorios un estilo

Handel, George Frideric

dramático enérgico y flexible que compensaba a la per- fección la falta del elemento visual en el drama. Aunque recurrió esencialmente a las técnicas perfeccionadas en la ópera, tuvo una libertad formal mucho mayor y su caracte- rización se benefició considerablemente del uso extensivo del coro. Un atractivo adicional del oratorio fue el entre- tenimiento de los intermedios, en los que Handel inter- pretaba sus conciertos para órgano. En 1738 Walsh hijo publicó seis de estos conciertos con el op. 4, a los cuales siguieron otros seis en 1761. También se acostumbraba interpretar los 12 concerti grossi op. 6, una sobresaliente colección de obras considerada como el punto culminan- te del género hacia el final del Barroco.

En 1738 Handel escribió Saul, una magnífica obra dra- mática con gran orquesta que incluía unos timbales enor- mes prestados por la Torre de Londres. A esta obra siguió Israel in Egypt, un oratorio atípico que inicialmente no fue bien recibido; en éste predominan los coros y los textos fueron tomados directamente de la Biblia. En el invierno de 1739-1740 Handel presentó una serie de conciertos en el teatro de Lincoln’s Inn Fields con oratorios como L’Alle- gro, il Penseroso, ed il Moderato y reposiciones de Esther, Saul e Israel. Si bien los oratorios tenían suficiente convo- catoria, la reacción del público seguía dividida, lo cual tal vez haya influido para que Handel no abandonara la ópera por completo. Retomó la ópera por última vez en 1740 con Imeneo y Deidamia, las dos recibidas con indiferencia.

En el verano de 1741 circulaban rumores sobre el posi- ble retorno de Handel a Alemania, pero una invitación extendida por el representante de la nobleza de Irlanda para ofrecer una serie de conciertos en Dublín al parecer renovó su fatigado ánimo. Compuso el Messiah antes de salir de Londres en el mes de noviembre. Los conciertos en Dublín fueron todo un éxito y, junto con el estreno del Mesías, redituraron grandes ganancias a las casas de bene- ficencia locales. El Mesías se aleja un poco del tradicional oratorio de Handel, en parte porque abandona el carácter dramático en pos de un carácter más contemplativo, y en parte por su texto, tomado de pasajes de la Biblia. En Lon- dres la obra fue un fracaso y su público no supo apreciarla sino hasta las funciones ofrecidas en la década de 1750 en el Foundling Hospital; a partir de entonces se convirtió en el más conocido oratorio poco representativo de Handel.

Handel volvió a Londres con la confianza renovada y terminó un nuevo oratorio, Samson, con textos tomados de la obra de Milton y no del Antiguo Testamento. Aunque la obra fue popular entre el público, el nombre de Handel aún no era conocido. En las temporadas de 1743-1744 y 1744-1745 presentó un programa combinado que consistía

Handy, W. C.

en el oratorio secular Semele, el poco consistente oratorio Joseph and his Brethren y dos espléndidas obras dramáti- cas, Hercules y Belshazzar, por mucho uno de sus mejores oratorios. En el verano de 1745 nuevamente enfermó, sin embargo, los sucesos del levantamiento de los jacobinos le sirvieron de inspiración para una serie de oratorios milita- ristas que comenzó en 1746 con el patriótico Occasional Oratorio, apresurada recopilación de obras anteriores, se- guido por Judas Maccabaeus (1747), como continuación del tema, y Judas, Alexander Balus y Joshua en 1748.

En 1749 Handel compuso la obra Music for the Royal Fireworks para celebrar la firma del tratado de paz en Aix- la-Chapelle, presentó dos nuevos oratorios, Susana y Solo- mon, y compuso otro más, Theodora. En 1751 comenzó a escribir Jephtha, su última obra maestra, con soberbias arias dramáticas y recitativos; a la mitad del trabajo comen- zó a perder la vista y, si bien fue capaz de seguir tocando sus propios conciertos para órgano, que por lo demás siem- pre tuvieron un alto grado de improvisación, en enero de 1753 se quedó completamente ciego. Jephtha sin duda marca el final de su producción.

La reputación de Handel

Al momento de su muerte Handel era una figura nacio- nal y fue sepultado en la Abadía de Westminster

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